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Los espíritus que habitan la Biblioteca

Hace pocos días, una tarde soleada, decidí ingresar a la Biblioteca Nacional y visitar las recientes esculturas colocadas en sus jardines: Evita y Perón, con su caniche blanco (realizada por el artista plástico Fernando Pugliese) y en la parte posterior del edificio, Julio Cortázar (mirando hacia avenida del Libertador y del otro lado, Jorge Luis Borges, mirando hacia la calle Austria.

Es sabido que el lugar que ocupa la Biblioteca, fue antiguamente el espacio donde estaba la residencia en la que vivieron Perón y Evita. Ella falleció en esa vivienda, de la cual solo quedó una pequeña parte que era donde vivía el personal doméstico. Hoy funciona allí, la Junta de Estudios Históricos Juan Domingo Perón, que tiene cierto misterio, porque según dicen... el espíritu de Evita nunca abandonó la casa.

Alguna vez, un empleado del lugar, comentó que en varias oportunidades se siente pasar una ráfaga de aire que tira los papeles y luego queda flotando el aroma del perfume de Evita (Floris London Special N°127).

El reconocido escritor, Jorge Luis Borges, además de su vasta obra literaria, también fue director de la Biblioteca Nacional (estaba en la calle México en San Telmo) desde 1955, nombrado por el gobierno militar que derrocó a Perón, y hasta 1973, cuando Perón regresó a la Argentina.

Borges ha sido claramente antiperonista y alguna anécdota así lo testifica:

Siendo él ciego, un joven se ofrece a ayudarlo a cruzar la 9 de Julio. En mitad de la avenida, el joven le dice a Borges “disculpe maestro, pero le tengo que decir… soy peronista, Borges respondió diciendo: “¡No se preocupe!, yo también soy ciego”.

“Los peronistas no son ni buenos, ni malos; son incorregibles.”

Borges dedicó varios de sus escritos a Buenos Aires. Hubo una etapa contemplativa en la que describió todo lo que veía y luego, al perder la vista, su lectura fue más evocativa, porque aunque no podía ver, Buenos Aires seguía en su memoria.

Tal vez así lo muestra la escultura, creada por el escultor, Antonio Oriana, que lo muestra sentado con su bastón, su ceguera que acentúa esa mirada perdida, como evocando otros tiempos, otra Buenos Aires de la que su cuerpo está lejos, bajo un sepulcro de piedra, en un cementerio de Ginebra, pero su espíritu está allí, en la Biblioteca.

La escultura de Cortázar, realizada por la escultora, Yamila Cartannilica, fue un homenaje por el centenario de su nacimiento, donde lo vemos sentado, con las piernas cruzadas, un gesto relajado.

Tal vez como ocurre con Borges, también su espíritu está aquí, aunque su cuerpo descansa en el cementerio de Montparnasse-París y seguramente cumpliendo con su pensamiento, expresado alguna vez, en una nota realizada por Alfredo Serra, para la revista Gente, en la que quiso aclarar por qué en 1951, disconforme con el gobierno de Perón, decidió irse de Buenos Aires, a vivir en París:

"Hubo un momento en que Buenos Aires y yo dejamos de ser amigos. Como cuando uno se pelea con una mujer, a pesar de lo cual la sigue queriendo. Para mí, las ciudades son siempre mujeres. Mi relación con ellas ha sido siempre la de un hombre con una mujer…"

"Buenos Aires es, de alguna manera, la mujer de mi vida. Esa que queda ahí a pesar de todo, y… digamos, París es la gran amante".

Aunque había nacido en Bélgica, adoptó la ciudadanía argentina y posteriormente, la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el gobierno militar argentino.

Y así es, que como a muchos hombres les ocurre, no quieren abandonar a su esposa ni a su amante, por eso, su cuerpo con su amante (en París) y su espíritu, aquí en Buenos Aires, "la mujer de su vida".

Algo que Cortázar también comentó en esa nota fue: Llegué a Buenos Aires a las seis de la tarde. Fui al departamento que unos amigos me habían alquilado, y a las 10 de la noche salí a comer. En la esquina estaba parado Borges. A la mañana siguiente salí temprano a caminar y me encuentro parada, en la otra esquina, a Victoria Ocampo. De golpe, esos dos encuentros me proyectaron 30 años hacia atrás. Cuando Borges, Victoria y yo coincidíamos en esa línea que se podría resumir en la revista Sur. ¿No te parece curioso que en una ciudad con más de tres millones de habitantes, con una diferencia de 12 horas, me encuentre a Borges en una esquina y a Victoria Ocampo en la otra? La gente se acerca como se aleja por razones que no son siempre fáciles de comprender…”.

Borges y Cortázar han sido dos grandes escritores, coincidieron en su ideología antiperonista y sus esculturas están a metros de distancia, solo separadas por la escultura del Papa Juan Pablo II, que seguramente bendice sus almas. Como Dijo Cortázar la gente se aleja o se acerca y aquí nuevamente el destino los ha acercado y paradójicamente, también están a metros de distancia de Perón y Evita, con quienes ambos no comulgaban.


Rosita Fashion - www.conozcarecoleta.com.ar (4826) - Publicado: (09/09/14)



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