|
Vivir y dejar vivir
En ciertos barrios se observa que han aumentado la cantidad de personas que duermen en las calles. En algunos casos, los vaivenes económicos han dejado a familias en la calle y en otros casos, vemos gente joven, de apariencia saludable y en condiciones para trabajar, tirados en las esquinas, ebrios y durmiendo en las veredas.
Recoleta, Palermo y Belgrano son barrios donde la mayoría de la gente que vive tiene buen nivel económico y les desagrada salir de su edificio y encontrar personas durmiendo en su vereda, con bandejas con restos de comida desparramada, tetra brick de vino e incluso orina o vómito. Esto ha desencadenado que muchos consorcios tomen medidas para impedir a los homeless instalarse en las ochavas, mediante la colocación de rejas o maceteros.
Dependiendo de cómo se mire, algunos dirán que los vecinos son indolentes, pero quienes padecen esa situación, también comentan que no es solo por la suciedad que dejan sino que es común que haya gritos y también en algunos casos tienen sexo y consumen drogas, algo que es difícil de tolerar.
El Gobierno de la ciudad cuenta con refugios para personas sin techo y año tras año son más los voluntarios que hacen campañas para conseguir donaciones de ropa de abrigo, comestibles e incluso colaboran para alcanzar a estas personas un plato de comida caliente, pero la realidad es que a pesar del esfuerzo del gobierno, que también envía asistentes sociales para convencerlos de dejar la calle y pasar las frías noches de invierno en los refugios, un alto porcentaje de esas personas no quiere hacerlo.
La esquina de Av. Las Heras y Azcuénaga, la vereda de un local que vende artefactos de iluminación es una de las favoritas de personas ebrias que por la noche se sientan a beber y hablar a gritos. Muchas veces hay peleas entre esas personas y los vecinos no pueden dormir. Por la mañana, están allí, tirados, embebidos en alcohol y su propia orina. Asimismo, en la vereda de enfrente, donde se encuentra la Facultad de Ingeniería, vivió varios años una familia con criaturas, que por la noche encendían fuego (sobre la calle Azcuénaga), los chicos bajaban a la calle, siendo una esquina peligrosa porque doblan colectivos y los padres tenían sexo. La mujer tenía 4 niños y nuevamente estaba embarazada. Ahora ya no están allí, pero se instalan otras personas en situación similar y en la esquina siguiente (Azcuénaga y Pacheco de Melo) también hay una persona tirada en un colchón, sobre la ochava de un edificio.
Según informó el gobierno porteño, la cantidad de personas sin techo en la ciudad es de 860 y dicen que es un problema complejo, difícil de resolver, pero ¿qué pasa con los ciudadanos que pagan sus impuestos y tienen el derecho de poder dormir por la noche, para ir a trabajar al día siguiente? Esa gente es precisamente la que con sus impuestos contribuye a pagar subsidios y mantener tanto a esas personas como a tantos vagos que solo asisten a piquetes y hasta a los presos están en las cárceles por haber cometido delitos y cobran un sueldo que pagamos nosotros con el nuestro. ¿Quién defiende nuestros derechos?
Según cuentan los vecinos, ante el llamado al 108, la línea gratuita del gobierno porteño que acude en estos casos, los homeless se rehusaban a ir a los paradores oficiales. En ese caso, el equipo del 108 sólo puede dejarles un kit de frío para pasar la noche.
Otro tema a tener en cuenta es que también hay homeless que duermen dentro de los Bancos, donde están los cajeros automáticos y eso genera el temor de quien quiere ingresar a retirar dinero y no puede hacerlo porque existe el riesgo de que le roben.
En medio de la difícil situación que estamos viviendo, estos son temas que pueden y deben ser resueltos. Los vecinos merecen vivir en paz, sin temores y a quienes viven en la calle, hay que hacerles entender que no pueden instalarse allí, brindarles una solución y si no la aceptan obligarlos a retirarse, a cumplir con las reglas de convivencia que debe respetar cada integrante de la sociedad.
www.conozcarecoleta.com.ar (4016) - Publicado: 06/09/16
|
